sábado, 7 de mayo de 2022

Valderrobres (Teruel)

    
En el siglo XII, Valderrobres formaba parte de la Peña de Aznar Lagaya, territorios reconquistados en 1169 y donados en 1175 por el rey al obispado de Zaragoza, que casi inmediatamente los cedió a Fortún Roberto. En el año 1183 es cuando se le concede a este territorio su carta de población. Los descendientes de Fortún Roberto retuvieron el señorío de Valderrobres a lo largo de todo el siglo XIII, hasta la muerte de Don Pedro de Oteyza en el año 1305. En ese momento se extinguió esta casa y se produjo un litigio entre el monarca y el obispo de Zaragoza, que se saldó en 1307 con la enfeudación definitiva de Valderrobres y sus territorios en favor del arzobispo de Zaragoza, quien conservó sus derechos hasta el siglo XIX.


 
Durante los siglos XIV, XV y XVI se produce un auge de la vida económica en el lugar, de manera que la artesanía, la agricultura o la ganadería tuvieron una importante actividad a desarrollar. Se produce un notable aumento de población.
 
Durante el siglo XVII a Valderrobres no le afectó la expulsión de los moriscos, ya que no vivían en su territorio, pero sí que se vio afectado por los grandes males que se produjeron durante dicha centuria, plasmados en múltiples epidemias y guerras. Pero, afortunadamente a finales de siglo, la situación general comenzó a mejorar y Valderrobres inició una época de esplendor económico y demográfico, gracias a los progresos agrarios y a la incipiente industrialización que, aquí quedó plasmada en la instalación de cuatro fábricas de papel, un martinete de alambre, una fábrica de clarión y mucha artesanía.
 
Ya en el siglo XIX, la Guerra de la Independencia no supuso grandes calamidades, pero los enfrentamientos entre el absolutismo y el liberalismo, que tuvieron su reflejo principal en las guerras carlistas, provocaron un enconamiento en la población, lo que no evitó el continuo desarrollo económico y demográfico, que llevó a que a principios del siglo XX se alcanzara la cantidad de 3.200 habitantes.

Valderrobres vivió importantes altercados durante algunos momentos de la II República, dada la fuerte implantación de la ideología anarquista, siendo el más destacado la revolución de 1933. En ese contexto, durante una parte importante de la Guerra Civil, el pueblo quedó bajo el control anarquista, creándose una colectividad, luego disuelta por el gobierno republicano, hasta la conquista franquista de 1938.
 
La Guerra Civil ocasionó una importante pérdida de población, afectada directamente por la contienda y por sus consecuencias, iniciándose un declive demográfico, que se agudizó con sucesivas crisis¡s y con la incapacidad de crear alternativas sólidas a la decadente economía agraria.
 
En los últimos años, Valderrobres ha visto como su demografía se ha estabilizado e incluso ha aumentado gracias a la modernización de las explotaciones agrícolas y ganaderas, al desarrollo de la industria agropecuaria y al atractivo que ofrece un sector terciario basado en los servicios administrativos y el turismo. – Fuente WEB


Lugares de interés

Se entra al casco antiguo por un puente gótico sobre el Matarraña, pasando por el portal de San Roque, pieza fundamental de su arquitectura e imagen. La construcción del puente parece estar asociada a la de sus murallas, así que podríamos fechar el inicio de las obras para construir el mismo en torno a 1390, con la petición que el arzobispo García Fernández de Heredia hace ante Juan I para construir dichas fortificaciones. 

Mucho más difícil sería afirmar con seguridad la fecha de su conclusión, seguramente a principios del siglo XV y estando Valderrobres bajo la prelatura de Dalmao de Mur responsable también de las plantas más altas de nuestro castillo. Se trata de un puente completamente medieval, de cuatro agujeros, extremadamente sólido y provisto de tajamares en forma de cuña pensados para protegerlo de fuertes riadas y evitar la acumulación de troncos. 

En el siglo XVI se asienta sobre su último tramo el ayuntamiento, modificando por tanto el aspecto del puente en su tramo final al conectar con la plaza. El puente atraviesa la antigua puerta principal de acceso al recinto amurallado. A finales del siglo XVI este portal fue consagrado a San Roque, patrón de la población, quedando hoy en día como uno de los portales mejor conservados de todo el conjunto.


El puente gótico y la Plaza España

El acceso al caso histórico desde el arrabal se hace por el puente gótico del siglo XIV, de cuatro arcos con tajamares para protegerlo de las riadas del clima mediterráneo.

Cruzando el puente entra en la población atravesando el Portal de Sant Roc, erigido en el siglo XV como parte de las murallas.

Estamos en la Plaza de España, flanqueada de edificios de gran interés histórico como el Ayuntamiento, la Casa de los Moles o la Casa Perelet.


El edificio del Ayuntamiento es del siglo XVI, en estilo manierista. Inspirado en el de Alcañiz, se le añadió un palco que combinaba los fines comerciales a las propiamente administrativas y judiciales. El pórtico ocupa la mitad de la planta baja, y el resto queda cerrada como acceso a la antigua cárcel y en la planta noble del edificio.

En la parte superior destacan los ventanales decorados por pilastras y frontones, así como un imponente escudo fechado en 1599. La última planta está compuesta por una galería de arcos de medio punto y rematada por un imponente alero de madera.

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La Casa de los Moles (hoy Fonda La Plaza, frente al Ayuntamiento) es un edificio de origen gótico aunque con importantes modificaciones de siglos posteriores. Podemos ver la clásica logia aragonesa en la parte superior.


Castillo-Palacio

En 1307, el arzobispo de Zaragoza se convierte definitivamente en señor feudal de estos territorios construyendo la Iglesia gótica y parte de la planta baja del castillo, a partir de 1390, el arzobispo García Fernández de Heredia reemprende las obras transformando definitivamente la vieja torre defensiva en un palacio que le sirviera de residencia a él mismo y a los muchos señores que en aquella época pasaban por esta zona en sus viajes.

A mediados del siglo XV, un nuevo arzobispo concluyo las obras, reformando además la segunda planta del castillo, dándole un enfoque más utilitario como almacén y termina las estancias altas, así como el muro del patio de armas y los accesos. A partir del siglo XVI, el castillo queda como una residencia del Arzobispo de Zaragoza raramente utilizada.

El castillo es de planta hexagonal irregular, con fachadas rectas pero de desigual tamaño. Se sitúa en la parte alta de la población, controlando el rio Matarraña y los pasos de la cercana población de Beceite. El castillo está construido con piedra sillar bastante bien trabajada, ocupando una superficie total de 1.000 m2. Su disposición es la habitual, alrededor de un patio interior elevado se distribuyen las diferentes estancias, en varios pisos.

Sobre la puerta que en su día utilizaba la nobleza se encuentra el escudo de siete castillos del arzobispo Fernández de Heredia. Desde el recibidor, donde antiguamente se descabalgaba podemos acceder a la escalera principal y a las caballerizas, que son la única sala que conserva su techo original, una impresionante bóveda de cañón apuntada.

Subiendo por las escaleras desde el recibidor, encontramos enseguida la Sala Capitular. Esta habitación de la planta baja del castillo, tiene la peculiaridad de estar rodeada por un banco de piedra. Aunque su utilidad original podría ser muy distinta, es posible que en los tiempos del palacio se utilizara como una sala de espera, donde los visitantes ilustres esperaban el momento de ser atendidos por el señor.

En la primera planta, entramos el salón de las Chimeneas. Es la sala más grande y señorial del castillo. Como todas las de la primera planta, tenía como prioridad la comodidad del señor y por eso encontramos en ella hasta tres chimeneas y cinco ventanas “festejadoras”. Estas ventanas son propias de muchos castillos palaciegos y permitían al señor sentarse a disfrutar de las vistas exteriores en sus bancos paralelos. El escudo de la familia Fernández de Heredia, casi omnipresente en toda la planta baja y primera planta del castillo, aparece aquí en un punto privilegiado coronando la sala.

A partir del salón de las Chimeneas, accedemos a otra sala hoy diáfana, pero que en su momento estaría dividida en al menos tres partes. La principal sería la del centro, que abarcaría la primera ventana festejadora y la chimenea. Tendría distintos usos según quien fuera el señor que habitase el castillo, desde despacho, hasta sala de estar.

La Cocina tiene uno de los rasgos arquitectónicos más curiosos del castillo, las trompas que achaflanan las esquinas y duplican el número de lados de la planta para facilitar el cierre de la cúpula del techo. Junto a la despensa de la cocina está el pozo de agua, que accedía hasta un nivel freático debajo del castillo a su lado subimos por las escaleras hasta el patio de la segunda planta.

La segunda planta es lo mejor que queda de la vieja torre defensiva que daba origen al castillo. La cúspide de la roca natural en torno a la que estaba construida aun sobresale en el centro, mientras que la parte trasera conserva las ventanas “saeteras” pensadas para disparar las ballestas sobre posibles atacantes. Cuando en el siglo XIV el edificio pasa a ser un palacio, esta zona se convierte en un patio parecido al claustro de un convento o monasterio.

A las estancias altas llegaremos por una escalera metálica que replica el trazado que en su día tuvo la original de madera. Aunque hoy en día la parte alta del castillo constituye uno de los mayores atractivos del monumento por sus espectaculares vistas, en sus orígenes, la utilidad fundamental de estas salas sería la de ser simples graneros, utilizados de tanto en tanto como habitaciones para el servicio,.

En el patio se encuentra la escalera de servicio que conectaba este último con la puerta trasera del castillo. Si continuamos el descenso a partir de la puerta trasera, llegamos a la que era la parte más discreta y oscura de todo el edificio, donde están situadas las mazmorras, el acceso al subterráneo y el primitivo pasadizo que comunicaba con la iglesia. – Fuente


Santa María la Mayor

Inseparablemente unida a la figura del castillo-palacio, la iglesia de Valderrobres, levantada en honor a Santa María la Mayor es uno de los ejemplos de gótico levantino de la provincia de Teruel.


Personajes célebres


Festividades locales

Entre las festividades celebradas destaca San Antón, en honor a su patrón, el 17 de enero. El 17 de enero a las 00.00 para celebrar la festividad, se enciende una gran hoguera en la que arde el árbol de Navidad que se exponía en el pueblo. Esta fiesta es importante porque se rinde culto a los animales al bendecirlos pero también a las personas, ya que es un día para que familiares y amigos se junten y disfruten juntos de la festividad. El día está reconocido como fiesta local. Otras fiestas importantes son las fiestas de agosto.

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