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Los Moros y Cristianos son una festividad popular celebrada en España, principalmente en el sur de la Comunidad Valenciana y otras zonas del sureste peninsular. Según la tradición, estas fiestas conmemoran las batallas que se libraron durante la Reconquista, durante la cual los reinos hispánicos cristianos retomaron los dominios ocupados por los musulmanes. Se conmemora asimismo todo el período de rebeliones sarracenas, ataques de piratas berberiscos, y la expulsión de los moriscos, que tiene lugar en el siglo XVII, época en la que, en algunos casos, tienen ya su origen los albores de esta celebración.
Estas fiestas se celebran fundamentalmente en el Levante español, teniendo su epicentro en la provincia de Alicante y sur de la provincia de Valencia donde están las ciudades en las que se celebran las fiestas más masivas y multitudinarias, tales como Almansa, Albaida, Alcoy, Almoradí, Castalla,El Campello Orihuela, Onil, Oliva, Cocentaina, Elda,Ibi, Petrel, Onteniente, Villena, Bocairente, Bañeres, Crevillente, Muro de Alcoy, Benimarfull, Rojales, Guardamar del Segura,Callosa d’en Sarrià o Villajoyosa. También se celebran en la Región de Murcia, la provincia de Albacete, el este de Andalucía y algunas otras zonas limítrofes con la Comunidad Valenciana.
Muchas de estas festividades tienen diversas catalogaciones de interés turístico, siendo los nombramientos más relevantes los de Fiestas de Interés Turístico Internacional, concedidos tan solo a 5 ciudades: Almansa, por su Embajada Mora Nocturna, entre otros, Alcoy, por su antigüedad, Villajoyosa por su desembarco, Caravaca de la Cruz, por su ligadura con la fiesta de los Caballos del vino, y Crevillente.
Antecedentes históricos
Embarcamiento de moros en Denia. |
En el año 711 los árabes, en plena expansión mediterránea, aprovechan una guerra civil entre dos reyes de la Hispania visigoda para invadir la península ibérica. Encontraron poca resistencia y en pocos años, los musulmanes se habían hecho con el control de casi toda España, que desapareció como reino. Toda la península, a excepción de una estrecha franja en el Cantábrico, quedó bajo dominio del Califato de Damasco.
En el 722, Don Pelayo lidera a las tropas cristianas, que ganan a los musulmanes su primera batalla en Covadonga, tras lo cual funda el Reino de Asturias. Este hecho, se toma como punto de partida de la Reconquista, un largo periodo de tiempo, entre los años 722 y 1492, en el que los sucesivos monarcas hispánicos fueron retomando por fases el control de las tierras ocupadas por los mahometanos. El Reino de Asturias evolucionó en el Reino de León, y se fundaron asimismo los reinos de Castilla, Portugal, Navarra y Aragón.
Para finales del siglo XI ya se había alcanzado la línea del Tajo, pero fue el siglo XIII el más relevante. Tras la Batalla de las Navas de Tolosa, las tropas del Fernando III el Santo cruzaron Sierra Morena y se hicieron con el control de toda Andalucía bética. El mismo siglo, colaborando mano a mano entre los reyes Jaime I de Aragón y Alfonso X el Sabio, se reconquistaron las tierras de levante, Valencia y Murcia. El último reducto en caer fue el Reino de Granada, que sobrevivió hasta 1492, cuando fue tomado por los Reyes Católicos.
En el Levante, desde la Reconquista, los cristianos se enfrentaron a la ardua tarea de reconstruir una sociedad hispánica y cristiana en unas poblaciones en las que eran una clara minoría demográfica frente a los moriscos, que en muchos casos suponían 3/4 partes de la población. Durante siglos se vivieron enfrentamientos, sublevaciones sarracenas hacia el poder cristiano, así como frecuentes ataques de piratas berberiscos que asolaban a las costas del sureste.
El problema de la convivencia entre moros y cristianos, tomó además tintes políticos cuando el Imperio Turco empezó a expandirse por el Mediterráneo y el este de Europa. Los moriscos eran considerados una quinta columna, y se temía que una alianza de estos con el turco pusiera en peligro nuevamente la superveniencia de los reinos cristianos. De ese modo, siglos después, el problema fue atajado en el año 1609, cuando el rey Felipe III decretó la Expulsión de los moriscos. Estos eran embarcados en los puertos mediterráneos, fundamentalmente Denia, Alicante, Valencia, y Cartagena, entre otros. Algunos moriscos fueron realojados en el sur de Italia, pero fundamentalmente, las galeras desembarcaban en el puerto de Orán, desde donde eran repartidos en poblaciones de la Berbería.
“Origen de la fiesta”
La fecha de comienzo de estas fiestas no se sabe con exactitud. Hay datos documentados que demuestran la antigüedad de las mismas, llegando a celebrarse incluso antes de la total Reconquista de la península ibérica (en 1426 en Murcia y en 1463 en Jaén). Aunque en su origen las fiestas no tenían el mismo formato que hoy en día, sí solían guardar ciertas similitudes, en cuanto a la conmemoración militar y religiosa de la victoria sobre los moros, con escenificaciones de batallas, uso de pólvora en las celebraciones, etc. No obstante, algunas nacen como otro tipo de manifestaciones (las de Lérida son danzas de moros y cristianos, que los mercantes españoles extienden por prácticamente todo el Mediterráneo y de las que hoy en día solo se celebra la Danza Moreska en la isla Kórchula en Croacia).
Las celebraciones seguirán propagándose, bien de modo excepcional (eventos conmemorativos), o de un modo más continuado y con una estructura básica asociándose a los actos de la Soldadesca. A lo largo de los siglos XVI y XVII se documentan las primeras celebraciones: en 1496 en Valverde de Júcar, en 1579 en Orihuela, en 1586 en Valencia, en 1588 en Caudete, en 1599 en Alicante, en 1600 en Calasparra, en 1614 en Jumilla, en 1614 en Petrel, en 1638 en Villena, en 1668 en Alcoy, en 1754 en Elda, etc.
No obstante, es a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando en algunas poblaciones empiezan a celebrarse de forma oficial las fiestas de Moros y Cristianos, con el mismo formato y estructura con el que las conocemos hoy. Es especialmente durante el siglo XX cuando el fervor por estas celebraciones se extiende rápidamente y de forma generalizada por numerosas poblaciones del Levante, y especialmente, en la mitad sur de la Comunidad Valenciana, donde estas fiestas tienen un gran arraigo y tradición, y se viven con una especial intensidad. Esta expansión, más reciente, tiene dos focos bien diferenciados que influirían de forma distinta en las nuevas fiestas, distinguiéndose así el modelo del Vinalopó, orientado a lo popular y festivo, manteniendo los orígenes militares; y el de la Hoya de Alcoy, más restrictivo (en lo económico), centrado en la ostentación y en la pretensión de recreación histórica.
Fiesta
La fiesta de Moros y Cristianos es una de las celebraciones más genuinas dentro del amplio y rico compendio de celebraciones festivas de gran arraigo y tradición en toda España.
Esta fiesta tiene un origen y una base profundamente religiosa, que se ha ido enriqueciendo a la vez con un claro componente lúdico, existente en cualquier festividad. Sin embargo, es su componente teatral y representativo de la Historia lo que la hace única en su género. La invasión y dominación musulmana en la península ibérica durante varios centenares de años dejó una gran huella en la sociedad medieval española, que no terminó con el final de la Reconquista de los reinos cristianos a finales del siglo XV. Con el paso de los siglos, las poblaciones que celebraban Moros y Cristianos fueron enriqueciendo y moldeando esta representación histórica adaptándola a hechos históricos locales o a otros hechos históricos acaecidos a lo largo de los siglos pasados de especial relevancia social, como las campañas contra los piratas turcos o berberiscos en los siglos XV, XVI y XVII en las costas valencianas o la toma de Tetuán por parte del ejército español a mediados del siglo XIX, que supuso un renacimiento de la cometida histórica y cultural en relación con el mundo árabe, dando lugar a un renacer de distintas e interesantes nuevas tradiciones y costumbres alrededor de esta fiesta, que contribuyeron a expandirla todavía más por gran parte del territorio español y a considerarla cada vez más como una fiesta de referencia cultural en toda España.
Es, quizá, el siglo XX el que dará testimonio de una mayor expansión de la Fiesta, especialmente tras la Guerra Civil. La expansión geográfica y la imitación de los modelos de fiesta de referencia en el mundo morocristiano hará que algunas de las poblaciones con mayor tradición y pujanza en la fiesta se afiancen como referentes nacionales e incluso internacionales.
Doce ciudades tienen la declaración de Fiestas de Interés Turístico Nacional. Villena, Almansa, Caudete, Bañeres, Callosa de Ensarriá, Cocentaina, Crevillente, Elda, Petrel, Onteniente, Peñíscola , Murcia y Albaida
Con grandes o pequeñas diferencias, esta fiesta se compone de distintos actos, entre los que invariablemente se encuentran las Entradas (o Desfiles), Embajadas y la Procesión (suelen estar ligadas a la festividad del patrón de la ciudad o población correspondiente).
Los participantes se dividen en dos bandos, moros y cristianos, vestidos de forma que parece la correspondiente a la época medieval de cada cultura, dejando, sin embargo, gran espacio a la ornamentación de fantasía. De esta norma se suelen desligar comparsas o “filaes”.
Más tarde se formaron agrupaciones que tomaron otra identidad diferenciatoria de las primeras, tales como Almogávares, “Templarios”, Labradores o Maseros, Contrabandistas o Andaluces, Bandoleros, Mirenos, Pescadores o Marineros, Bucaneros o Piratas, Corsarios, Cíngaros, etc. Estas comparsas o filaes visten de acuerdo a la indumentaria con la que habitualmente se les asocia. En algunas localidades si originariamente existían sólo comparsas de “Cristianos” y de “Moros”, en el caso de Villena o Bañeres la de “Moros” posteriormente se desdobló en Moros Viejos y Moros Nuevos. En el bando cristiano destacaba la comparsa de los “Cristianos”, que también se encuentra en poblaciones como Biar o Bocairente.
Desarrollo
Aunque las fiestas de cada localidad —como se ha comentado anteriormente— tienen sus propias peculiaridades, en líneas generales y sobre todo en las que se realizan en las localidades de la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia y Castilla-La Mancha, cada uno de los bandos toma simbólicamente la ciudad un día. Es lo que se denomina Entrada Mora y Entrada Cristiana, desfiles separados al hacerse los desfiles de la Entrada más numerosos. Son muy pocas las poblaciones que conservan un único desfile de la Entrada original. Se acaba la fiesta con la reconquista de la ciudad por parte de los cristianos. Esto sucede en una batalla final en la que se producen disparos de avancarga como arcabuces, espingardas y trabucos, dependiendo del bando. En esta batalla se toma el castillo de la localidad y si no lo tiene se toma un castillo artificial. Esta toma se realiza representando los antiguos textos de las Embajadas, que varían según la población, en las que un embajador intercambia unas palabras amenazantes con el defensor del castillo, para después tomarlo.
Participantes
Cada bando está formado por peñas, llamadas por lo general comparsas o filaes. Las comparsas cristianas suelen tener nombres como Fontanos, Navarros, Almogávares, Cruzados, Cristianos, Mirenos, Andaluces, Labradores o Maseros, Caballeros del Cid, Caballeros de la Baronía, Templarios, Montañeses, Astures, Leoneses, Aragoneses, Castellanos, Mozárabes, etc. Los moros, por su parte tienen nombres como Almorávides, Moros Viejos, Moros Nuevos, Nazaríes, Almohades, Beduinos, Sauditas, Abenzoares, Magenta, Judíos, Bereberes, Tarik, Tuaregs, Marruecos, Turcos, La Llana, Zegríes, Almanzárabes, Abencerrajes, Almorávides, etc. Cada comparsa tiene su propio cuartel, maset, Kábila, capitanía o local de reunión, donde se realizan las celebraciones.
Cada año es una de las comparsas moras y cristianas las que aportan un capitán o rey (dependiendo del lugar) a cada uno de los bandos. En algunos pueblos como Bañeres y Sax, todas las comparsas tienen un capitán. También existen otras figuras, como el alférez, el embajador, el sargento (propio y único de la localidad de Sax, que abre cada comparsa), el volante, el abanderado o la dama de la comparsa. Cabe destacar la figura del Primer Trueno, que en lugares como Onteniente, tienen una importancia muy alta, en otros, como en Alcoy, es el nombre que tiene el presidente.
En cuanto a las figuras femeninas cabe destacar a la “Rodela”, endémica de la población alicantina de Petrel. Se trata de una niña pequeña que desfila junto al resto de cargos festeros, y adquiere un papel relevante dada las diversas tradiciones que envuelven a esta figura de las fiestas en dicha población. También la figura de la Abanderada es característica de las fiestas de diversos municipios, cuya primera aparición data de 1905 en Petrel, cuando según cuenta la tradición y está registrado en los documentos, la Tía Ramona “se bajó la bandera” de los Moros Viejos. Actualmente, la Abanderada se ha exportado a gran cantidad de festividades de Moros y Cristianos de toda España, siendo muy relevante en aquellas festividades en las que se ostenta este cargo. Otra figura es la de las Madrinas, característica de Villena, que ataviada con el traje regional, adquiere también un papel relevante.
Desfiles
Los desfiles, principalmente en los sitios de más tradición y localidades más grandes se caracterizan por su espectacularidad, no solo por los trajes, sino también por la participación de carrozas y animales montados, como caballos, elefantes y dromedarios, por sus boatos, sus grupos de dulzainas y percusión o por la gran cantidad de pólvora empleada, convirtiéndose en un gran espectáculo visual. Cada año, justo seis meses antes se celebra en muchos lugares el Ecuador Festero o mig any que en valenciano quiere decir ‘medio año’. Destacan las fiestas de la Reliquia, que se celebran el primer fin de semana de septiembre en Banyeres, en las que se conmemora la llegada de la reliquia de San Jorge a este pueblo.
Los desfiles constan esencialmente de escuadras o filas de 10 a 14 festeros, dirigidos por un cabo de escuadra (en ocasiones acompañado por un cabo batidor, a caballo), o bien por un bloque de varias escuadras con un cabo al frente. El ritmo del desfile y la forma de ejecutarlo varía según suene un pasodoble (ligero y alegre), una marcha mora (cadenciosa y alzando cada paso) o una marcha cristiana (contenida y vigorosa).
A partir de la década de 1950, se inicia un intento generalizado de dar a las fiestas un enfoque más historicista, acorde con la Reconquista, en detrimento de los trajes originales de las comparsas (basados en los militares de las guerras del norte de África de los siglos XVIII y XIX). Así se llegan a perder estos trajes comunes y hasta se llega a prohibir en ciertas poblaciones las comparsas consideradas como “anacrónicas” (estudiantes, contrabandistas, marineros…). En su lugar, se comienza a competir por mostrar cada año trajes distintos, acorde con la historia, cada vez más vistosos y fantasiosos. Esta tendencia supondría el florecimiento de la llamada Industria de Artesanía Festera, especialmente importante en Villena, ciudad que confecciona, alquila y vende los trajes a la mayoría de poblaciones festeras.
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1967. El Rocío, Moros y Cristianos, La Feria de Abril, San Fermín, Las Fallas o el descenso del Sella en Asturias. España de norte a sur a través de algunas de sus fiestas patronales más conocidas. Y así eran entonces.
Las Fallas de Valencia (Falles en valenciano) son unas fiestas que van del 15 (plantà) al 19 (cremà) de marzo con una tradición arraigada en la ciudad de Valencia y diferentes poblaciones de la Comunidad Valenciana. Oficialmente empiezan el último domingo de febrero con el acto de la Cridà (en valenciano; ‘pregón o llamada’, en español).
Actualmente, esta festividad se ha convertido en un atractivo turístico muy importante, ya que además de estar catalogadas como fiesta de Interés Turístico Internacional, en noviembre de 2016 la Unesco las inscribió en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Estas fiestas también son llamadas fiestas josefinas o festes de Sant Josep (en valenciano), ya que se celebran en honor de San José, patrón de los carpinteros, que era un gremio muy extendido en la ciudad cuando empezaron a celebrarse a finales del siglo XIX, y que conservó hasta la actualidad, dada la importancia de la industria del mueble en la región.
Las fallas son todo un sentimiento para los falleros. Es una fiesta en la que la diversión está a la orden del día.
En valenciano medieval, la palabra falla (del latín fac[u]la, diminutivo de fax, ‘antorcha‘) servía para nombrar las antorchas que se colocaban en lo alto de las torres de vigilancia.
En el Llibre dels Fets, se cita que las tropas del rey Jaime llevaban fallas (antorchas) para iluminarse, tanto para el camino como a la entrada de las tiendas de campaña. También se utilizaban las antorchas para alumbrar una fiesta. Más adelante se hace referencia a este término para referirse a las hogueras y luminarias que se encendían en vísperas de fiestas extraordinarias y patronales.
Historia
Origen
En la víspera del día de San José se encendían hogueras para anunciar su festividad, recibiendo esa práctica ritual el nombre de «cremà».
La versión popular del origen de las fallas según el Marqués de Cruïlles, fueron iniciadas por el gremio de carpinteros que quemaban en la víspera del día de su patrón San José, en una hoguera purificadora, las virutas y trastos viejos sobrantes, haciendo limpieza de los talleres antes de entrar la primavera. Además, quemaban sus ‘”parots”‘ (estructuras de las que colgaban los candiles que les daban luz) puesto que con el fin del invierno y la llegada de la primavera, y al hacerse los días más largos, ya no eran necesarios. Según esta teoría, la inventiva popular le dio forma humana a estos parots. Esta leyenda romántica del origen de la fiesta contrasta con la documentación conservada en el Gremio de Carpinteros, que no cita la construcción de fallas en su víspera, sino la festividad religiosa del propio día 19 de marzo.
Existen otros autores que intentan encontrar un origen más antiguo a la fiesta, defendiendo que el culto al fuego es un ritual de tradición pagana, como ocurre con otras festividades como San Antón, las hogueras de San Juan, San Miguel o la Navidad en diversos puntos de la geografía española, en donde también se queman hogueras en su víspera. Según esta teoría, las Fallas son una evolución de este arcaico ritual que anuncia la entrada de la primavera.
Fallas fuera de Valencia
Las fallas son unas fiestas oriundas de la ciudad de Valencia, aunque con el paso de los años han comenzado a celebrarse a una gran cantidad de municipios de la Comunidad Valenciana, e incluso de fuera de ella. De este modo, en la provincia de Valencia es donde se concentran el mayor número de monumentos y comisiones falleras fuera de los límites de la ciudad, entre las cuales se encuentran las fallas de las localidades de Játiva en 1865, Gandía y Sueca en 1876, Alcira en 1889, Torrente en 1900, Alacuás, Albal, Albalat de la Ribera, Albalat dels Sorells, Alberique, Alborache, Alboraya, Albuixech, Alcácer, Alcudia de Crespins, Aldaya, Alfafar, Alfara del Patriarca, Algemesí, Alginet, Almácera, Almusafes, Benaguacil, Benetúser, Benicarló, Benicull de Xúquer, Benifaió, Beniparrell, Bétera, Bonrepós y Mirambell, Buñol, Burjasot, Carcagente, Carlet, Casinos, Catarroja, Chella, Chiva, Cheste, Cuart de poblet, Cullera, Dénia, El Puig, Enguera, Foyos, Gilet, Godella, Godelleta, Jaraco, La Eliana, Liria, Loriguilla, Lugar Nuevo de la Corona, Llombay, Manises, Masamagrell, Masalfasar, Masanasa, Meliana, Mislata, Moncada, Monserrat, Montroy, Museros, Náquera, Oliva, Paiporta, Paterna, Picaña, Picasent, La Pobla de Vallbona, Emperador, Poliñá de Júcar, Puerto de Sagunto,Puzol, Ribarroja del Turia, Rocafort, Sagunto, Sedaví, Silla, Sollana, Sueca, Tabernes de Valldigna, Tabernes Blanques, Turís, Utiel, Vinalesa, Villanueva de Castellón, Villamarchante, Chirivella, Llaurí o Yátova.
En las provincias de Castellón y la Alicante se celebran las fiestas falleras en diversas poblaciones, entre las que cabe destacar las comisiones de Benicarló, Almenara, Burriana o Vall de Uxó en Castellón y Denia, Calpe, Elda, Pego y Benidorm en Alicante.
Fuera de la Comunidad Valenciana, se planta cada año desde 1962 una falla en la población madrileña de Getafe, así como desde el año 1974 en Villahermosa (Ciudad Real) y desde 1982 en la localidad jienense de Mancha Real, en esta porque es una localidad con una gran industria del mueble. Del mismo modo, en Calviá (Mallorca), se planta la falla “El Toro” desde el año 1994.
También en Ibiza, en San Antoni de Portmany, la Asociación Cultural Valenciana Sant Antoni de Portmany celebra sus fiestas Josefinas. A esto hay que añadir, que en 1989 se plantó de manera ocasional una falla en la ciudad de París. Fuera de Europa, desde 1954 la Unión Regional Valenciana de Mar del Plata celebra su Semana Fallera, que constituye una suerte de cierre no oficial de la temporada turística de verano.
En Murcia desde el siglo XIX, se celebra el Entierro de la Sardina, el sábado posterior a la Semana Santa que culmina con las Fiestas de Primavera de la ciudad. En ella se planta y quema una falla alegórica de la sardina, que representa el final del periodo de asueto iniciado por la Cuaresma.
También en la década de 1930 se popularizaron las fallas en Tarragona, llegando a plantar seis fallas y truncando la Guerra Civil Española la tradición.
Elementos de la fiesta
La Junta Central Fallera
La Junta Central Fallera es el organismo que regula y coordina la fiesta de las fallas tanto en la ciudad de Valencia con las comisiones de cada falla, así como con las Juntas de Distrito. También coordina las diferentes Juntas Locales Falleras en las diversas poblaciones donde se celebra esta fiesta, como Alacuás, Alfafar, Aldaya, Algemesí, Alcira, Benidorm, Benetúser, Burriana, Catarroja, Cullera, Sedaví, Massanassa, Paterna, Mislata, Tabernes Blanques…
Tiene la sede en el edificio adjunto al museo Fallero, en frente de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, junto a la iglesia de Monteolivete. La Junta Central Fallera se encarga, por ejemplo, de hacer la elección de la Fallera Mayor de Valencia, de elegir las mejores fallas de todas las categorías, así como de organizar los actos centrales de la fiesta, como la Ofrenda de Flores a la Virgen María de los Desamparados, y otros muchos. Hace falta destacar su importancia cívica y organizativa en la Comunitat Valenciana.
Los Artistas falleros
El Artista fallero (denominado Artista faller) realiza la Falla, pero también hay Artistas falleros que hacen trabajos secundarios como la elaboración de carrozas y decoraciones para locales, comercios y ferias. Éstos pertenecen al Gremio artesano de Artistas Falleros ( Gremi artesà d’ Artistes fallers. València).
Las comisiones falleras
Las Comisiones surgieron sin una normativa que las regulara. Pero según Almela i Vives en toda Comisión fallera estaban incluidos: el dueño del cafetín situado más cerca del lugar donde se plantaba la falla (que se convertía en el lugar de reunión de los otros componentes de la comisión), el dueño de la carpintería de la zona (que actuaba como técnico), el zapatero de la comisión (quien aportaba sugerencias), y el dueño del ultramarinos y coloniales (que hacía las veces de tesorero).
Casi en cada calle de la ciudad hay un “casal fallero“, lugar de reunión de cada una de las comisiones falleras, que durante todo el ejercicio buscan fuentes de ingreso para poder pagar la fiesta y su propio monumento. Además, normalmente cada comisión consta también de una comisión infantil, formada únicamente por niños, que también planta su propia falla. Las fallas infantiles miden, como máximo, 3 metros de diámetro y están compuestas por figuras de estética más próxima al mundo de los niños y generalmente no muestran temas críticos.
Aunque el objetivo de las comisiones es construir la falla para la fiesta de San José, durante el resto del año en cada casal se realizan actos festivos, culturales y sociales de todo tipo, que hacen de las comisiones falleras uno de los principales ejes de la vida asociativa y del entramado social de Valencia y los demás municipios donde se celebra esta fiesta.
La falla
Según Francisco Almela i Vives, las fallas son “efímeros catafalcos con figuras que para ser quemados se levantan en la Ciudad de Valencia por la fiesta de San José”.
Habitualmente tienen carácter satírico sobre temas de actualidad. Las fallas suelen constar de una figura o composición central de varios metros de altura, las más grandes superan los 30 metros (exactamente la falla Na Jordana 2001, con 33 metros, fue la más alta y voluminosa de la historia) rodeadas de numerosas figuras de cartón,plastilina, piedra, poliuretano (material que en los últimos años está siendo sustituido por otros más modernos como el poliestireno expandido, más ligero y moldeable), sostenidas por una armazón de madera. Incluyen letreros escritos en valenciano explicando el significado de cada escenografía, siempre con sentido crítico y satírico.
Los Artistas Falleros se dedican durante todo el año a realizar los monumentos que las diferentes comisiones de Valencia y de las localidades de la ciudad contratan, lo cual impulsa la creación de empleo.
Las fallas infantiles amanecen plantadas el 15 de marzo y las fallas grandes el 16 de marzo, día en el que comienza la fiesta oficialmente. El acto en el que se quema la falla se denomina la cremà (la quema) y se produce el día 19 de marzo, el día de san José (Sant Josep), el patrón de las fiestas falleras.
Como complemento a los letreros, algunas comisiones realizan el “llibret de la sátira”, en el que se explica mediante versos satíricos el contenido de la falla. Este género se inició en el siglo XIX con el autor suecano Bernat i Baldoví, y experimentó su máximo auge en los años 50 y 60 del siglo XX, gracias a autores como Emili Panach o José Bea Izquierdo. Y esta tradición ha llegado a ser tan importante que incluso tiene su propia categoría en la sección de premios.
Cada año, se otorgan diferentes galardones a los llibres según categorías y criterios, en lo que hace referencia al diseño, información que contiene, originalidad, etc. Por lo que el “llibret” es un elemento más del mundo fallero, en el que muchas personas, al igual que en el monumento, ponen su empeño para crear el mejor producto y, si es posible, recoger uno de los premios con toda la comisión.
Un recorrido completo por una de las fiestas más impresionantes de España, Las Fallas de Valencia, declarada desde el año 1965 como Fiesta de Interés Turístico Internacional y candidata a formar parte de la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
El Cristo de la Buena Muerte o Cristo de Mena son las advocaciones de Cristo que surgen de una talla de Cristo crucificado original de Pedro de Mena datada aproximadamente en 1660, y que se conservó en la Iglesia de Santo Domingo en Málaga hasta su destrucción.
La imagen del Santísimo Cristo de Mena, como la conocemos hoy en día, fue esculpida en 1941 por Francisco Palma Burgos, inspirándose en la imagen original de Pedro de Mena. Se encuentra en la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Málaga.
Pertenece a la Congregación de Mena y procesiona el Jueves Santo en la Semana Santa de Málaga. Vinculado con la Legión Española desde 1928, a partir de 1960 se impulsó que cada acuartelamiento de la Legión tuviera una imagen de esta advocación, por lo que existen otras tallas similares.
Historia
Considerada una de las obras más singulares del escultor imaginero granadino por estar esculpida a tamaño mayor que el natural (característica poco común en las tallas de Mena), sufrió varios ataques y mutilaciones antes de ser definitivamente destruida en 1931 durante la quema de iglesias y conventos de Málaga del 11 y 12 de mayo de ese mismo año.
De la talla original sólo se conserva parte de una pierna, rescatada durante la quema por el artista Francisco Palma Burgos y expuesta en el Palacio Episcopal, y un pie, que lo custodia la Congregación del Cristo de Mena.
Estas secciones de la talla fueron agrupadas tras la quema por Narciso Díaz de Escovar, académico de Bellas Artes de San Luis que, en una carta al escritor malagueño Miguel Ruiz Borrego describía los hechos diciendo: “ El Cristo de Mena que se creía salvado, pues lo escondieron entre paños unos hermanos en un almacén, se quemó luego.
Han aparecido los carbones. Palma salvó una pierna y mi sobrino tiene un pie casi carbonizado, pero se ve el hueco del clavo y se conservan dos dedos. El San Juan de Dios de Santiago, la Dolorosa de los Mártires, la Virgen de San Pablo, el Señor del Puente, la Exaltación… todo quemado.
Hoy me han dicho que en la Trinidad quemaron todas las imágenes y por tanto habría perecido la magnífica Virgen de la Paz de Ortiz y el notable San Onofre, escultura del siglo XV.”
Con el Cristo de la Buena Muerte y Ánimas fueron quince las tallas de Pedro de Mena destruidas durante la persecución religiosa en la II República en Málaga.- Fuente Wikipedia>>
Traslado del Cristo de la Buena Muerte por la Legión en Málaga. Semana Santa.
Arkotxa ha acogido una de las representaciones religiosas con más historia de la provincia de Bizkaia junto a Balmaseda y Durango. La Pasión ha alcanzado ya su 53 edición en la que centenares de vecinos de la localidad se han lanzado a la calle a representar el Via Crucis.
La asociación Gaztek-Abi de Zaratamo lleva preparando esta representación desde el pasado mes de octubre. Durante este tiempo se han hecho los retoques necesarios para que todo estuviera a punto para hoy, Viernes Santo.
Más de un centenar de vecinos de Zaratamo participan en este Via Crucis que recorre las calles del barrio de Santa Bárbara y que representa la Última Cena y el Vía Crucis de Cristo. Una tradición que se mantiene y que convierte a la localidad en una de las más importantes junto a Balmaseda y Durango.
La Pasión Viviente es una representación de la Pasión de Cristo, desde la Última Cena hasta su crucifixión, muerte y resurrección que se celebra la mañana de Viernes Santo en la localidad de Castro-Urdiales, Cantabria.
La duración aproximada de la representación es de cuatro horas y media.
La función se desarrolla en varios puntos del centro histórico y está interpretada por vecinos de la localidad. El número de actores que intervienen en la representación varía entre los 400 actores del año 1995 y los 650 actores de la edición del año 2012.
La Pasión Viviente tuvo su inicio durante un campamento de verano del año 1984 en el que un grupo de jóvenes dirigido por el padre Luis Campuzano deciden realizar la representación de la Pasión de Cristo. La primera representación tuvo lugar el año siguiente, 1985. En el 2012 ha sido nombrada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Itinerario y escenas
Lugar | Escena |
---|---|
Plaza de Santa María | Última Cena Oración de Getsemaní Beso de Judas Prendimiento |
Interior de la Iglesia de Santa María | Juicio del Senado judío Negaciones de Pedro |
Plaza de Santa María | Arrepentimiento de Judas Primer juicio de Pilato |
Exterior del Castillo-faro | Juicio de Herodes |
Plaza de Santa María | Segundo juicio de Pilato |
Explanada de San Guillén | Primera caída |
Paseo Marítimo | El encuentro con Magdalena |
Plaza del Ayuntamiento | Encuentro con María |
Paseo Marítimo | Encuentro con Verónica |
La Plazuela | Segunda caída Encuentro con Cirineo |
Plaza del Ayuntamiento | Encuentro con las mujeres de Jerusalén Tercera caída |
La Atalaya | Crucifixión, muerte, descendimiento y resurrección |
1ª parte del vídeo de la Pasión Viviente de Castro Urdiales 2016. En ella se refleja la ultima cena, la detención de cristo y los diversos juicios en el templo, Pilato y Herodes. en la segunda parte estarán los latigazos y el viacrucis.
Segunda parte de la Pasion Viviente de Castro. Latigazos Viacrucis y crucifixión de Jesucristo.
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