WEB>> Se trata del museo más antiguo de la capital aragonesa y la sede principal (que alberga las secciones de arqueología y bellas artes) está ubicada en un edificio neorrenacentista construido para la Exposición Hispano-Francesa de 1908 por los arquitectos Ricardo Magdalena y Julio Bravo. Su diseño está inspirado en el Patio de la Infanta, de la que fue casa del rico comerciante y mecenas del renacimiento aragonés Gabriel Zaporta.
Las otras sedes del museo son la Casa Pirenaica y la Casa de Albarracín del Parque José Antonio Labordeta de la ciudad —que reproducen modelos típicos de la arquitectura popular de estas zonas— construidas por Alejandro Allanegui en 1956. Estos edificios albergan las secciones de etnología y cerámica respectivamente. Una última sección acoge los hallazgos del yacimiento arqueológico de Colonia Celsa y se encuentra situada en un edificio de arquitectura funcional de Velilla de Ebro.
El Museo de Zaragoza es el museo más extenso y representativo de todo el territorio aragonés,2 pues sus colecciones abarcan un sinfín de piezas arqueológicas, ejemplares de la historia del territorio aragonés, así como un interesante número de piezas pictóricas y escultóricas, entre las que sobresalen los nombres de Goya (con una extensa colección de obras a nivel mundial, solo superada por las del Museo del Prado y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid), Damián Forment, Francisco Pradilla, Jusepe Martínez, Carlos de Haes, Francisco Bayeu o Jerónimo Cósida, entre otros.
Historia del museo
Sección de Arqueología
En la sección de arqueología se encuentran materiales desde la edad prehistórica hasta la época musulmana entre los que destacan los bronces de Botorrita, la cabeza romana de Augusto en carneola (sardónice) hallada en Turiaso (Tarazona) o restos arqueológicos del Palacio de la Aljafería.
Sección de Bellas Artes
El Museo de Zaragoza es la sede de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, que es la fundadora del Museo, y alberga en las plantas segunda y tercera obras pictóricas y escultóricas que abarcan desde el siglo XII hasta el Arte Contemporáneo. Entre las segundas destacan los lienzos de Francisco Bayeu y Goya; en especial, de este último, los retratos del Duque de San Carlos o el de Fernando VII con manto real. Completan las colecciones una selección de pintura gótica, renacentista y barroca de ámbito aragonés, una sala de obra gráfica y otra de Arte Oriental procedente de la colección Torralba-Fortún.
Obras pictóricas destacadas del museo son un bodegón de Antonio de Pereda, Céfalo y Procris ante Diana de Luca Giordano y especialmente el Retrato de Alfonso V de Aragón de Juan de Juanes, adquirido por compra del Gobierno de Aragón en 2006. Acoge también óleos de los principales pintores que desarrollaron su actividad en Aragón, entre los que destacan los de Jerónimo Cósida y Roland de Mois, para la época renacentista, los lienzos barrocos de Jusepe Martínez y Vicente Berdusán y los de los Bayeu, con Francisco a la cabeza, ya mencionado.
Románico
Gótico
Renacimiento
La colección de obras del Renacimiento es uno de los conjuntos más nutridos y representativos del museo, tanto que mereció una exposición itinerante por varias ciudades españolas (Bilbao, Valencia y la propia Zaragoza) entre otoño de 2009 y primavera de 2010. Esta etapa no sólo está comprendida por pintura, sino también por cerámica, talla en madera y, especialmente, escultura. Dentro de este último apartado, destaca la figura del escultor aragonés Damián Forment, del que el museo posee un total de siete obras, algunas procedentes del desaparecido Monasterio de Santa Engracia y bastante mutiladas, y otras, en perfecto estado de conservación, como es el caso del San Onofre o Santa Ana, la Virgen y el niño, esta última inédita hasta 2019, depósito de una colección particular zaragozana. El panorama se completa con obras de Gil Morlanes, tanto padre como hijo (San Esteban), y con un fragmento del sepulcro del canciller flamenco Jean Sauvage (Juan Selvagio), obra de Alonso Berruguete en colaboración con Felipe Bigarny y que también procede del desaparecido monasterio zaragozano.
La pintura del Renacimiento aragonés está representada por la figura del pintor Jerónimo Cósida, del que el museo posee algunas de sus obras maestras, como el Retablo de la Virgen con el niño, procedente de la antigua cárcel de Manifestación del Reino de Aragón, o varias tablas pertenecientes al antiguo retablo mayor y sagrario de la Cartuja de Nuestra Señora de Aula Dei (Zaragoza). También se conservan sendas obras de Pablo Scheppers y Rolán de Moys, pintores flamencos que se asentaron en Zaragoza para trabajar al servicio de Martín de Gurrea y Aragón, duque de Villahermosa.
En cuanto a la obra pictórica del Renacimiento fuera de Aragón, el conjunto que ofrece el Museo de Zaragoza es bastante limitado, aunque cuenta con ejemplos muy notables, como el Retrato de Alfonso V de Aragón de Juan de Juanes, que fue adquirido por el Gobierno de Aragón en 2006, o el minucioso Doble retrato de matrimonio, obra de la pintora boloñesa Lavinia Fontana. El resto se trata de cuadros importados principalmente desde Flandes, como es el caso del San Jerónimo de Colyn de Coter, La Virgen con el niño del denominado «Monogramista GB» (que debió adquirir Martín de Gurrea y Aragón y posteriormente donar al Monasterio de Veruela, de donde procede), y otra versión debida al «Maestro de la Magdalena Mansi».
La sección se completa con un pequeño conjunto compuesto por las denominadas «artes menores», entre las que se incluyen piezas de cerámica esmaltada de los alfares de Muel y una serie de bienes muebles, como son la silla abacial del coro de Monasterio de Rueda y las sillas del coro del Monasterio de Veruela.
Barroco
La colección de arte del Barroco está conformado por un total de tres mil piezas, aproximadamente, entre las que sobresalen las pertenecientes a la escuela aragonesa. De ella, destaca la presencia de los artistas Jusepe Martínez, Vicente Berdusán o Pablo Rabiella y Díez de Aux, entre otros; de los dos primeros, el museo conserva algunas de las que se consideran sus obras maestras. Así, del primero, destaca un Autorretrato pintando a su padre Daniel Martínez (que perteneció al pintor oscense, Valentín Carderera, y que tradicionalmente venía asignándose a su hijo, fray Jerónimo Martínez y Jenequi), San Pedro Nolasco o una exquisita Santa Catalina, mientras que del segundo sobresale el grupo de pinturas en torno a la vida de san Benito de Nursia y san Bernardo de Claraval que antaño decoraron el Monasterio de Veruela, como La Conversión del duque Guillermo de Aquitania.
La pintura barroca española está escasamente representada, aunque posee notables ejemplos pertenecientes a maestros de la escuela madrileña, como Antonio de Pereda, Juan de Arellano, Claudio Coello, Alonso del Arco, José Moreno o Juan Puche.
En lo que se refiere a pintura europea, destaca la presencia del pintor y grabador italiano Luca Giordano, del que el museo posee un total de cuatro obras, entre las que destaca Céfalo y Procris ante Diana, que fue adquirida por el Gobierno de Aragón en 2006. El panorama extranjero se completa con un pequeño repertorio de obras depositadas por el Museo del Prado de Madrid, si bien se deben a autores considerados «menores» dentro de la Historia del Arte.
Igualmente, se conservan dos pequeños cobres, procedentes de conventos desamortizados, y pertenecientes a la escuela flamenca, pese a que no se ha podido establecer con rotundidad su autoría. Ambas obras reproducen libremente modelos de Rubens y probablemente formarían parte de una serie más grande.
El siglo XVIII
Los fondos del siglo XVIII del Museo de Zaragoza reflejan un panorama local que se extiende hacia los ámbitos nacionales e internacionales. La figura principal en torno a la cual giran estos fondos es la de Francisco de Goya, alumno de José Luzán durante su primera etapa zaragozana. La figura de Luzán estaba escasamente representada en el museo, aunque con la adquisición de la obra San José y el Niño en 2007 se ha logrado paliar esta laguna.
El museo también cuenta con una serie de obras de los hermanos Bayeu, íntimamente relacionados con el círculo de Goya, y con Francisco a la cabeza, de quien se exhibe pintura de diversa temática, destacando sobremanera sus magníficos retratos.
En cuanto a la pintura dieciochesca no aragonesa, el museo cuenta con sendas obras de Corrado Giaquinto (dos bocetos para la cúpula de la capilla de Santa María del Pópolo en la Catedral de Cesena, adquiridos en 2006), Antoine Watteau (círculo), Anton Raphael Mengs, Joaquín Inza y un singular Retrato de Luis XV con armadura en su tienda, copia del original que Charles-André van Loo pintó en 1750 (Palacio de Versalles) y la cual ha sido recientemente asignada a su taller de la superintendencia de los edificios del rey («Direction des Bâtiments du Roi») en Versalles. A estas se suman dos pequeños lienzos de Antonio González Velázquez y Mariano Salvador Maella, los cuales fueron descubiertos en 2017 y expuestos por primera vez al público.
Francisco de Goya
La colección de obras del aragonés Francisco de Goya constituyen, sin duda, el núcleo más importante de la colección de Bellas Artes del museo. Incluye, a fecha de hoy, más de sesenta obras (entre pinturas, dibujos, grabados y otros incunables), siendo, por tanto, la colección a nivel mundial más importante tras el Museo del Prado y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ambos en Madrid.
La mayor parte de las obras proceden de compras (como la que se hizo en 1926 a una de las descendientes del artista, Manuela Lucientes, y que incluía dos obras juveniles del artista), donaciones o legados de particulares. A estas, se suman diferentes depósitos, tanto de particulares como de instituciones públicas, como el Canal Imperial de Aragón, el cual aportó dos magníficos retratos de Fernando VII y de José Miguel de Carvajal y Manrique, duque de San Carlos.
En los últimos años, el museo ha continuado con su labor de adquisición de obras goyescas, derivando en una ampliación, tanto cuantitativa como cualitativa, de la colección. Aunque los nuevos estudios han matizado viejas atribuciones, no siempre han tenido resultados adversos: un lienzo que representaba la muerte de san Antonio Abad y que se creía de Francisco Bayeu o González Velázquez, fue desvelado en junio de 2017 como obra original del propio Goya, tras someterse a un estudio de restauración en profundidad.
En el caso de las pinturas, el museo conserva en torno a una veintena de lienzos debidos a la mano de Goya, los cuales abarcan prácticamente todas sus etapas, desde sus inicios con Luzán (Consagración de San Luis Gonzaga como patrono de la Juventud, obra de dudosa atribución) a sus últimos años exiliado en Burdeos. De la etapa de Goya en Italia, entre 1769 y 1771, cabe mencionar un boceto para el Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes, obra con la que se presentó al concurso que convocó la Academia de Parma en 1771, así como Venus y Adonis, obra de pequeño tamaño destinada a la venta rápida para costear su estancia en Italia.
Entre el ciclo de pinturas religiosas ejecutadas por Goya a lo largo de su vida destaca el conjunto de frescos ejecutados para el Oratorio de los Condes de Sobradiel, del que el museo conserva tres de las siete pinturas, entre ellas, el Sueño de San José, adquirida en 1965 mediante suscripción popular. Igualmente, son de digna mención los retratos goyescos que conserva la institución, tanto de amigos y familiares de Goya (Francisco Javier Goya, Juan Martín de Goicoechea…), así como de los más altos miembros de la sociedad, incluyendo los ya citados del rey Fernando VII y el Duque de San Carlos, o el del infante don Luis María de Borbón y Vallabriga.
El museo también posee una de las colecciones más representativas y completas de la obra gráfica del genio aragonés, compuesta por dibujos, estampas calcográficas y litografías. En lo que se refiere a Goya como grabador, se conservan las cuatro series de estampas universalmente conocidas (Los Caprichos, Los Desastres de la Guerra, La Tauromaquia y Los Disparates), así como una serie de estampas no seriadas (adquiridas por el Gobierno de Aragón en 2007) y las estampas sobre copias de obras de Diego Velázquez, que le sirvieron de aprendizaje como grabador. Completan el conjunto algunas piezas singulares, como la Cabeza de ángel, dibujo preparatorio para uno de los ángeles que aparecen en el fresco de La Adoración del Nombre de Dios (Basílica de Nuestra Señora del Pilar, Zaragoza) o una carta del artista a su amigo Martín Zapater, fechada en 1780-
El siglo XIX
En 2019 quedó en depósito temporal el Retrato del Exclamo Señor Barón de la Linde, obra de Federico de Madrazo que fue cedida por el Canal Imperial de Aragón.
Entre la pintura decimonónica destaca la presencia de Francisco Pradilla de quien cabe señalar un Autorretrato de 1869 de gran energía.
En cuanto a la pintura del siglo XX el museo cuenta con lienzos de Joaquín Sorolla, Francisco Marín Bagüés o Natalio Bayo.
También incluye escultura, y cuenta con ejemplos desde la medieval (un notable Ángel custodio de la ciudad de Zaragoza, de Pere Johan del siglo XV) hasta la contemporánea de Félix Burriel u Honorio García Condoy.
Colección de Arte Oriental Federico Torralba
Se suma a la colección de Bellas Artes la colección donada por Federico Torralba Soriano de Arte Oriental. La colección consta de varios centenares de piezas, entre esculturas, pinturas, cerámicas, grabados y objetos de uso cotidiano, como baúles, abanicos,muebles, etc. Las piezas más representativas son los grabados japoneses (con obras de los principales autores: Hokusai, Utamaro, Hiroshige, etc), las cerámicas chinas y japonesas (Song, Ming, Qing) destacando la colección de cerámica “sangre de buey” y algunas obras búdicas de origen diverso, descollando la pieza más antigua de la colección, una cabeza grecobúdica proveniente de Gandhara, Pakistán.
Servicios
El museo ofrece asimismo servicios de conservación y restauración, biblioteca, departamento de publicaciones, tienda y área de educación, comunicación y actividades culturales que ofrecen recursos didácticos.
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